De las fintech al resto de las industrias: el liderazgo que se supo construir
Líderes empáticos que no temen aprender de sus equipos, que proponen estructuras horizontales y que valoran el error como oportunidad para mejorar. Todo esto es lo que las fintech aportaron al mundo empresarial.
Las fintech tienen un ADN formado por tres grandes componentes: la inclusión (financiera y laboral), la agilidad como parte de su método de trabajo y un liderazgo que se animó a desafiar lo establecido. Su éxito se puede medir desde el momento que interpelaron al modelo que se consideraba inobjetable y hoy se observa cómo su estilo de gestión contagió a otras organizaciones e industrias.
El liderazgo de las fintech en el universo financiero se consolidó paso a paso, dándole lugar al error y aprendiendo de ellos. Tanto que quizá esta es una de las primeras reglas que instalaron, y que hoy es una norma básica en cualquier escuela en la que se forman los líderes.
Si algo le enseñaron las fintech al resto de las organizaciones es que cuanto antes se llegara al error, más rápido se podía corregir la trayectoria del proyecto. Y en esta segunda parte de la ecuación estaba la clave: lo importante está en tener una reacción positiva, en poder aprender de la equivocación y recalcular dinámicamente el qué camino conviene tomar.
Claro está que esto viene de la mano de las metodologías ágiles, que sin bien son propias de toda la industria IT, en las fintech llegan a una maduración por ser un sector que está tan intrínsecamente ligada a una de las industrias más tradicionales: la financiera y de los pagos.
Es por esto que los cambios propuestos y adoptados son doblemente valorados, porque fueron implementados en la periferia de uno de los sectores más rígidos, y que hoy muestran cómo el modo de liderar apunta más a las habilidades blandas que a la concentración de poder.
La suma de todos
Con lo descripto, se toma consciencia de la importancia que tomaron en este modelo de liderazgo las softskills. ¿Por qué? Porque hoy se reconoce que se consiguen mejores resultados cuando a los equipos se les da autonomía y se permite que desplieguen sus habilidades.
Entonces el líder debe fomentar este movimiento, no limitarlo y darle a los integrantes del equipo espacio para tomar la iniciativa. Es necesario que ellos puedan proponer, que aporten ideas y que se atrevan a cuestionar, sin importar cuán establecido esté el proceso. Y es que los verdaderos líderes saben que esta es la manera real de evolucionar.
Y ahora, ya post pandemia, hay que agregar un desafío que las fintech ya venían enfrentando, pero ahora se desparramó por otras industrias: poder liderar a equipos que tienen diferentes modalidades de trabajo. Es que muchos incluyen a algunos integrantes que trabajan en modo 100% remoto, otros prefieren ir por opciones híbridas y cada vez menos quieren un modelo presencial como antes.
Es por esto que se vuelve esencial crear un vínculo de absoluta confianza entre líderes y los integrantes del equipo. Y este fundamento tiene su raíz en una premisa: para que todo funcione hay que delegarle a los colaboradores la responsabilidad y estar tranquilo de que van a estar a la altura. Y para que esto suceda se debe fortalecer su autoestima como profesionales, darles crédito por los aciertos y abordar los errores poniendo el foco en lo que se descubre por mejorar.
Es entonces cuando las habilidades blandas de los líderes se ponen en juego. Así se entiende que estas guías ya no tengan que concentrar el saber, sino tener la capacidad para gestionar lo que los colaboradores tienen como valor agregado y generar el contexto para que cada uno alcance su potencial.
En Geopagos fuimos consolidando un grupo de líderes con capacidad de adaptación al cambio, que tienen en cuenta las necesidades de los colaboradores, los clientes y el mercado. Forman equipos colaborativos y respetuosos con toma de decisiones ágiles donde se buscan mejoras permanentes en todos los frentes, habilitando el aprendizaje y el desarrollo profesional. Al trabajar en una estructura más horizontal, es un liderazgo más cercano, empático, que está dispuesto a aprender del equipo, que tiene una escucha activa y que decide en función de lo que se le demanda.
Con este recorrido conquistado, vale la pena preguntarse qué se espera de los líderes ahora. Y lo que se quiere es profundizar este modelo, para que cada día sea más fluido y que siga definiendo a la industria de las fintech, pero sobre todo transformando al resto del ecosistema de empresas.